Pequeños Gigantes | GRUPO BTI (BIOTECHNOLOGY
INSTITUTE)
La empresa que une al Rey, Nadal e Iniesta
La vasca BTI ha dado el salto internacional gracias a su plasma rico en
factores de crecimiento, utilizados por deportistas de élite.
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ALFONSO
SIMÓN - 17/09/2012 - 07:00
Hace exactamente un año, el rey Juan Carlos era operado del talón de
Aquiles en la clínica San José de Madrid. Se conocía entonces que el
traumatólogo Ángel Villamor le había inyectado plasma rico en factores de
crecimiento, bajo la marca PRGF-Endoret (Plasma Rich in Growth Factors, en
inglés). Un producto patentado e ideado por una compañía biotecnológica vasca,
BTI (Biotechnology Institute).
Este producto se consigue a través de la propia sangre del paciente, que
tras ser tratada se vuelve a inyectar al enfermo con una alta concentración de
proteínas que sirven para acelerar la regeneración de los tejidos. Además del
Rey, lo han utilizado los futbolistas Andrés Iniesta, Xavi Hernández o el
tenista Rafa Nadal para la recuperación de sus dañadas rodillas.
Detrás de la invención y de la empresa se encuentra el médico Eduardo
Anitua, especialista en odontología e inquieto investigador. "Tengo 37
patentes", reconoce. La apuesta por la I+D llegó como solución para
implantes o regeneración de tejidos para los dentistas. El PRGF-Endoret también
surge de ahí, como un gel para ayudar a la regeneración del tejido óseo que
favoreciese los implantes.
Este producto se utiliza en odontología, dermatología, traumatología,
rejuvenecimiento facial, oftalmología o cirugía general. Pero su gran impulso
ha llegado por la medicina deportiva, por ejemplo, gracias al área médica del
FC Barcelona, que lo utiliza para recuperar a sus deportistas lesionados. No se
considera dopaje porque sirve para recuperar tejidos con las propias proteínas
del cuerpo ni tampoco es una terapia celular por la misma razón. Las clínicas
que han impulsado su consumo son privadas, relacionadas con el deporte de élite
muchas de ellas. Los médicos extraen la sangre del paciente y, tras tratarla en
los dispositivos diseñados por BTI, introducen el plasma enriquecido en el
lugar deseado.
"El uso de hospitales públicos es, de momento, anecdótico",
explica el doctor. "La sanidad privada es mucho más ágil para incorporar
estas novedades, sobre todo la medicina deportiva", relata. Su otra área
fuerte de trabajo son los implantes orales. "Hemos desarrollado técnicas
que parecen ciencia-ficción". El año pasado, BTI exportó el 45% de su
producción a 25 países donde tiene presencia comercial. Recientemente, la
empresa de Vitoria ha firmado un acuerdo con la multinacional sanitaria Smith
& Nephew que le permitirá expandir sus productos hasta en 90 países.
La actividad de la compañía se centra en medicina regenerativa,
implantología oral y biomateriales. En 2011 facturó 25 millones y dispone de
una plantilla de 300 empleados, con un 47% de licenciados y doctores. Además,
en su cartera ya suman más de un centenar de patentes registradas en 30 países.
Los negocios del grupo se articulan alrededor del Instituto Eduardo Anitua,
que engloba la clínica de odontología en Vitoria, un centro de formación, donde
se imparten cursos relacionados con la estomatología y la medicina
regenerativa, y el instituto BTI. De hecho, se ha creado un holding que agrupa
a 20 empresas, según Anitua. "Quiero que cada grupo de I+D trabaje
enfocado en algo, bien en medicina regenerativa, la implantología oral o el
software de diagnóstico. Cada vez que hay necesidad de patentar, creamos una
empresa para desarrollar los productos", asegura.
La compañía, creada en 1999, mereció en 2007 el Premio Príncipe Felipe a la
innovación tecnológica por su apuesta por la I+D. "Invertimos el 100% de
los beneficios de BTI en la investigación", afirma el médico.
La crisis también ha
hecho mella en la empresa. "Hemos visto reducida la participación pública
en nuestros proyectos, así que seremos más audaces. Pero nos afecta menos
porque nunca hemos dependido de las subvenciones para seguir
investigando", concluye Anitua.